20 junio, 2014

el amor ciego

¿ POR QUÉ EL AMOR ES CIEGO Y LOCO?

Había una vez (se han dado cuenta lo mágica que son esas tres palabras) hace muchos, pero muchos años atrás. Cuando este mundo no era habitado por vida alguna, solo vivían aquí en la tierra las virtudes y defectos que hoy nos caracterizan a los seres humanos.
Un día la Ley y el Orden (que nunca se ha sabido si son una virtud o un defecto) llamaron a una reunión urgente a todas las virtudes y todos los defectos que ahí vivían, hicieron un llamamiento general avisando que aquel que faltara sería duramente castigado, se rogaba la puntualidad el día y la hora señalada.
Llego el día de la reunión todo estaba en perfecto orden y un blanco mantel cubría una modesta mesa y sentada tras la mesa, estaba la Ley y el Orden, esperando la llegada de los asistentes a la reunión. Obviamente el primero en llegar fue la Puntualidad, llego a la hora exacta y se sentó impávido en el lugar que había designado para él. Un poco más atrás llego la Cordura conversando amenamente con la Prudencia. Se sentía tras de ellos grandes risotadas voltearon y vieron que venían muertas de la risa la Alegría y el Placer. Se escuchaban palabrotas y supieron inmediatamente que venía llegando la Ordinariez. A lo lejos se veía la Castidad arrancando de la Lujuria, la Impaciencia llegaba inquietando a todos y la Paciencia venía con la Calma (que hacía poco habían comenzado un tranquilo romance) Llego la Locura haciendo disparates y cosas tontas, y la Tristeza con su llanto apenaba a todos los que estaban ahí. La Pereza preguntaba cada un minuto la hora del descanso, la Gula pedía a gritos su merienda, la Vanidad no hacía otra cosa que mirarse en un pequeño estanque que ahí había. La Mentira llegaba contando falsas historias y la Verdad aclarando cada una de estas. De repente el lugar se lleno de una luz maravillosa, era el Amor que hacía su triunfal entrada. Y así uno a uno fueron llegando todas las Virtudes y Defectos al lugar de la reunión. Se iba a dar inicio a la reunión cuando se escuchó una voz que decía que le esperasen un momento... era la Impuntualidad que llegaba a tomar su lugar.
La Ley y el Orden leyeron en voz alta todos los puntos a tratar cuando la Locura desde su sitio comenzó a gritar fuera de sí que deberían jugar a algo para poder relajar los ánimos. Trataron de ignorarla, pero no había caso, con nada de lo que se decía lograba volver a la tranquilidad, fue tanto lo que molestaba y gritaba que la Ley y el Orden no tuvieron otra opción que cumplir los deseos de la Locura.
- Y a qué quieres que juguemos - Pregunto el Orden con voz de hastío
- A la escondida - respondió la Locura con los ojos fuera de su lugar - Y yo la quiero contar
Y así la Locura se apoyo en una roca que ahí había dando la espalda a los demás y comenzó a contar
- 1,2,3,4,5... Salí!!! - Gritó
Comenzó su búsqueda, al primero que encontró fue a la Pereza, que se había dormido tras de ella, siguió buscando y escucho un llanto desgarrador, era la Tristeza que lloraba su existir, buscando en un volcán que estaba inactivo, escuchó algo así como ummm... ahhhh... más... quiero más... mmmm que rico..... sí, la lujuria había convencido a la Castidad de que le diera la prueba de amor. A la orilla de la playa estaba la Mentira, seguida de la Verdad, dentro de un gran zapallo estaba la Gula. En un tronco estaba tranquilamente la Paciencia y la Calma mirando el Ocaso... los iba encontrando uno a uno, ya los tenía a todos "pillados" cuando noto que le faltaba encontrar al Amor, comenzó a desesperarse, se contorsionaba de un lado a otro, y comenzó a buscarlo por todas partes. Hasta que después de un buen rato vio que tras de un hermoso y tupido rosal una luz hermosa, y se dió cuenta que ahí estaba escondido el amor. Gritaba al rosal para que el Amor saliera de ahí y el Amor al demorarse en salir la Locura tomo un gran palo y empezó a meterlo entre las ramas del rosal. Cual fue la sorpresa de la Locura cuando vio salir al Amor con sus ojos llenos de sangre, se dió cuenta que con el palo le había dañado los ojos. La Locura le pedía perdón, lloraba, gritaba desesperadamente, que comenzaron a llegar a aquel lugar todas las virtudes y defectos.
Todos miraban atónitos al Amor ciego. Hasta que llegó la Ley y el Orden, de un solo grito hicieron callar a la Locura y al ver la gravedad del Amor le dieron su sentencia a la Locura: Que desde ahí hasta el final de los tiempos, por haber dejado ciego al amor, la Locura debería acompañarlo por siempre.

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